En diciembre de 2006, Calderón decidió lanzar un ataque frontal contra todo el narcotráfico, en todo el territorio, con toda la fuerza a su alcance y todo el tiempo.
“El narco: la guerra fallida” trata de explicar, informar y desmitificar, con datos duros, lo que el gobierno plantea en relación con su estrategia, y aporta elementos para que los lectores hagan su propio juicio.
No existen datos para afirmar que México haya pasado de ser un país de tránsito a uno de consumo, y tampoco que ha aumentado de manera significativa la demanda de drogas de acuerdo con las cifras del propio gobierno; planteamos que si la razón era hacer frente al aumento de la violencia, todos los estudios señalan que venía declinando desde el inicio de los años noventa, y, a casi tres años, ahora existe un clima de violencia superior al que se pretendía combatir; tampoco es creíble que el motivo de la guerra fuera la penetración del “narco” en nuevas esferas de la vida política nacional; tratamos de demostrar que el tráfico de armas procedentes de Estados Unidos no es la causa de la violencia en México, y que la demanda estadounidense ha permanecido estable en los últimos 40 años, variando sólo en su composición. Por último, hacemos una propuesta de cómo enfrentar de otra manera al problema social que implica la venta y consumo de drogas que, por cierto, es un fenómeno que siempre habrá de existir.
El control de los efectos colaterales (violencia y corrupción); la reducción del daño; la constitución de una policía nacional; el cabildeo en Estados Unidos, para que asuman el cambio de estrategia, y el sellamiento terrestre y marítimo del Istmo de Tehuantepec, conforman la estrategia alternativa.
Sostenemos, a partir del análisis de los argumentos ofrecidos por el gobierno para justificar la “declaración de guerra”, que fue una decisión política que se propuso lograr la legitimación supuestamente perdida en las urnas.
Jorge G. Castañeda. Ex canciller de México.
Me quedo con el Jorge G. Castañeda de los tiempos de Monitor, con Gutiérrez Vivó. Leí el libro, y la verdad, no encuentro ningún contenido sustantivo, tal vez por eso abordaron el asunto del narcotráfico a manera de ensayo, para no asumir ninguna responsabilidad formal en la investigación. Y el hecho de hacer este volumen al alimón con Rubén, sólo deslegitima el trabajo de Castañeda, pues Rubén no es, precisamente, un pénsador con recursos, sino sólo un propagandista.
Ni hablar. Hay que leer a don Julio Scherer en Proceso: su entrevista con el “Mayo”Zambada, sin duda nos da más elementos para poder opinar sobre este asunto, y del cual, Buscaglia es un verdadero experto, junto con una decena de reporteros de esa fuente. Esa información sí que es importante, por su actualidad, y no la que editan con su nombre Jorge G. y Rubén, que me suena más bien oportunista.
Atte.
Edgar G. Hernández
Hola Jorge Castañeda:
Te he visto en entrevistas que te han hecho y también he escuchado comentarios tuyos los cuales para mi me formaron una imagen tuya de un tipo bien informado e inteligente, pero en estos últimos dos días he escuchado de ti cosas las cuales me han desconcertado:
Ayer 3 de Noviembre 2009 comentabas con Pepe Cárdenas que el Sr. Calderón era un hombre inteligente y que había ganado honestamente las elecciones y me desanimo mucho tu comentario ya que yo seguí muy de cerca el fraude electoral y tuve acceso a varios vídeos en donde se ve como sacan meten boletas, violaban urnas metían votos a favor de Calderón y no voy a redactar todo por que es muy largo pero hicieron miles de linduras en ese mega fraude, en esos momentos confiábamos que el Trife descalificara la elección fraudulenta, pero nos fallo y avalo el fraude, tu debes de estar mejor informado de esto que lo que un ciudadano común y corriente lo pueda estar.
En ese entonces perdí la poca fe y esperanza que pudiera tener en las instituciones.
El Sr. Calderón es un usurpador y el lo sabe, respecto a que es inteligente, no le veo por ningún lado la inteligencia esta causando un verdadero caos en el país en todos sentidos. Su gobierno es un verdadero desastre el cual los ciudadanos de México esta pagando sin merecerlo, tu propio libro avala este comentario, el manejo que tuvo y que esta teniendo en el asunto del narcotráfico.
Respecto que a la clase media esta creciendo, no se cual sea tu fuente de información ya que yo sigo las estadísticas oficiales del INEGI y desde ahí no vemos mejoría para la clase media al contrario la clase media ha ido desapareciendo cada ves mas y ha pasado a formar parte del grueso de los pobres, me interesa saber tus fuentes por que a la mejor nosotros estamos equivocados.
Por el otro lado el Peje no ha ido perdiendo tanta fuerza como lo dices, lo que pasa es que la gente esta mas preocupada por subsistir que estar participando en asuntos políticos, aunque concuerdo que si ha perdido presencia debido a los constantes ataques informativos en su contra, pero esperemos para las próximas elecciones para ver que tan raspado salió, pero yo no lo daría por muerto.
Esto es lo que te quería comentar.
Saludos Jorge
¿Estado de Excepción en México?
A partir del gobierno de Ernesto Zedillo, y esgrimiendo que está en juego la seguridad del país, el Estado Mexicano ha emprendido singular batalla contra el narcotráfico y crimen organizado; Vicente Fox y FELIPE I han endurecido, al menos en apariencia esta política de mano dura.
Como consecuencia, el ejército no sólo ha salido a las calles, sino que las ha tomado, haciendo lo mismo en carreteras, incursionando e impactando de lleno en las vidas cotidianas de millones de mexicanos que un día sí y otro también sufren de sus atropellos ante los vacíos legales de su presencia en la vida civil con el pretexto del combate al narcotráfico o la mal llamada guerra contra el crimen organizado. Más allá del poder que la portación de armas, el uniforme y el montón, otorgan a las fuerzas armadas y corporaciones policiacas sobre indefensos ciudadanos y súbditos, no existe sustento legal que ampare la actuación de soldados y policías, sostenidos sólo por el autoritarismo del presidente FELIPE I, pues en los hechos violan la constitución, nuestros derechos humanos, las garantías individuales al detener, revisar y amenazar sin orden de juez ni delito flagrante.
Todo con el manido pretexto del combate al narco.
¿Sabe usted, o alguien puede ilustrarnos, hasta donde llegan las facultades del ejército que arma en mano nos detiene, nos revisa, amenaza e interroga?, ¿cuál es su marco legal para proceder de esa manera?, ¿en donde queda o está el estado de derecho?
Supongo que aplastado por el derecho del estado, al menos como lo entiende FELIPE I.
Con este antecedente, conocedores de la ciencias políticas y jurídicas, algunos de ellos constitucionalistas, han apostado por la instauración de uno nuevo y (me dicen) temporal: el estado de excepción o de sitio.
Orden al que muchos tememos.
Quizá por desconocimiento de la técnica jurídica con sus lagunas de interpretación y sus vericuetos políticos de orden institucional.
Quizá por la aplastante realidad que nos dice, grita, implora, exhorta, previene, etc., que si en estos momentos, en los que supuestamente nos encontramos protegidos por la constitución los soldados actúan impunemente atropellando derechos ciudadanos y garantías, no podremos siquiera quejarnos de su proceder si el estado de excepción se llega a imponer bajo el esquema mental del autoritarismo de FELIPE I.
¿Cheque en blanco?
Pobre México, tan metido en el fútbol, pero tan cerca de la derechización ígnara del país.